Tuve un sueño.
En él te veía con nitidez. Estabas allí conmigo. No recuerdo
dónde; eso no importaba. Sólo sé que el tono naranja del atardecer se reflejaba
en tus ojos. Estoy casi segura de que ya lo hemos vivido.
Parecías libre, sin preocupaciones. Y sonreías, tanto que
casi se te cerraban los ojos. Me cogías de la mano y estudiabas las líneas de
mi palma, fingiendo leerla. Pretendías concentrarte y conectar con las fuerzas
sobrenaturales. Y leías un futuro juntas.
Mientras reía contigo deseé que esa falsa predicción se
cumpliera.
Parecía una película. Cada movimiento, cada detalle, todo
amplificado, a cámara lenta para poder disfrutarlo más tiempo. Y por primera
vez entendía esas escenas de las películas; entendía esa felicidad que venden.
Me desperté en la oscuridad. Por un breve momento seguí
soñando despierta sobre esa felicidad. Al notar el frío de la cama me di cuenta
de que sólo había sido eso, un sueño.
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