Ícaro batió sus alas cada vez más
fuerte, a pesar de notar que el aire comenzaba a calentarse rápidamente. Miró
hacia abajo y observó el mundo a sus pies. Allí el mar se extendía furioso
hasta el horizonte, haciendo que las olas chocaran unas contra otras con un
sonido parecido a un rugido. Al volver a mirar al frente, Ícaro vio tierra por
fin y, sobre una piedra, una joven trenzaba su pelo resplandeciente. A medida
que se acercaba, se dio cuenta de que no era solo su pelo, sino que toda ella
brillaba con la potencia digna de un sol.
martes, 28 de junio de 2016
miércoles, 1 de junio de 2016
Wanderlust.
El anciano encontró la llave en el segundo cajón de su escritorio.
Hacía años que no lo abría, y la llave estaba enterrada en una fina capa de
polvo. La cogió entre sus dedos frágiles y llenos de arrugas y la observó
detenidamente.
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